No afirmaré que ha sido un
año de una cosecha espectacular. Pero los libros han estado ahí. La mayoría
totalmente prescindibles y olvidables. Libros que pasan por el lector sin dejar
apenas rastro, como pasa el agua por los guijarros de las orillas de un río. Pero
algunos reseñables sí ha habido. Daré cuenta de ellos. ¿Alguien ha leído alguno
de estos libros? ¿Alguien lo ha marcado como un buen libro y lo ha recomendado?
Los libros sobre todo nos hacen compañía y rompen, un poco, el guijarro de
nuestra cabeza y corazón, para que en ellos penetre el agua del río que
arrastra consigo todos los libros, todas las vidas, todos los idiomas, toda la
belleza, toda injusticia, todos los hombres y mujeres, países e ínsulas
extrañas, todos los pensares y los decires: el río de la vida. Somos también los libros que leemos. Por el mismo orden en el que fueron leídos, ahí va mi lista de lecturas de 2022:
La peor parte, Fernando Savater
Para el
filósofo Fernando Savater la “peor
parte” de su vida empezó el día en que a su mujer, Sara Torres Marrero, apodada
Pelo Cohete, y la mujer de su vida, le diagnosticaron el cáncer. Después
vendrían nueve meses de sufrimiento inenarrable y, finalmente, el apagón
definitivo en 2015. El filósofo de compañía, como él gusta llamarse,
escribe un homenaje a la mujer que le acompañó, admiró y amó durante décadas,
consciente de que si él no lo hace, nadie lo hará. Nadie hará justicia a Pelo
cohete, la mujer fuerte que nunca perdió la alegría ni siquiera en los años
salvajes vascos cuando tuvo que hacer frente a un nacionalismo excluyente que
la quería silenciosa e invisible. No olvidemos que fue apartada como profesora
de la Universidad del País Vasco, donde los etarras aprobaban con brillantes
notas cualquier carrera y donde los brillantes estudiantes no nacionalistas
eran castigados contra la pared. Al inicio del libro, Savater cita u libro,
cita un verso de Prévert “Reconocí
a la alegría por el ruido que hizo al marcharse”. Es la tristeza que nos
deja la desaparición de la persona amada lo que hace odiosa a la muerte.
Diarios: A ratos perdidos, Rafael Chirbes
Cuando en 2013 publicó En
la orilla, Rafael Chirbes se convirtió en un grande de la literatura en
español. Después de su repentina muerte, sus herederos publicaron sus Diarios, que
él llevaba escribiendo desde 1984. Al leer estos Diarios, se tiene la sensación
de estar ante un hombre que nunca se sintió a gusto ni con lo que hacía, ni con
lo que escribía ni con quién era. Es esta desilusión de sí mismo el tono de
estas páginas. La voluntad de un hombre por escribir, por traducir en escritura
lo que bulle en su cabeza y su corazón. Escribió los Diarios como un
ejercicio menor, como una forma de compensar su incapacidad para escribir cosas
más grandes, según repite en varias páginas. Y sin embargo es esta sinceridad,
esta falta de impostura, esta falta de ‘forma literaria’ lo que hace tan
atractivas estas páginas, cargadas de verdad, de admiración por los hermosos
libros de otros escritores, por las personas que no sabía amar como le hubiera
gustado, o por el torbellino de una homosexualidad vivida con desgarro y dolor.
El libro está cargado de otros “libros” admirados, subrayados y retenidos en la
memoria. Como Borges, Chirbes se siente orgulloso, no de lo que escribe, sino
de lo que lee.
Palabra de Director, Pedro J. Ramírez
Brillante estudiante,
precoz periodista, el más joven director de un periódico de tirada nacional, se
convirtió en uno de los hombres más reverenciados, temidos, odiados de este país.
Conocía de primera mano el periodismo norteamericano de investigación, y quiso que
El Mundo fuera algo parecido. Un periodismo que no se casa con nadie y que no
teme sacar a la luz las miserias que esconden las alfombras de los Palacios del
Poder. Hubo unos años en España en que cada mañana se desayunaba con una exclusiva
de El Mundo. Ahora Pedro J. Ramírez ha escrito sus memorias a las que ha
titulado Palabra de Director. Independientemente de las simpatías o
antipatías que suscita este periodista, el libro se lee como una novela basada
en hechos reales. Tirando de sus exclusivas, de sus archivos personales, cuenta
sin tapujos y sin piedad los hechos que marcaron la más reciente historia de
España: el terrorismo de Eta, el nacionalismo prepotente, las cloacas del poder,
como el Gal, los atentados del 11-M, la convivencia entre poder ejecutivo y poder
judicial, la corrupción de los partidos políticos, sin olvidar la trampa sexual
que le tendió el propio Ministerio de Interior, para hundirlo. Más tarde, se vería obligado a abandonar
El Mundo que él mismo había fundado. Polémico, brillante, veraz, implacable, desvergonzado,
paranoico... Sus memorias no dejan indiferente.
Cartapacio, José Jiménez Lozano
La revista literaria Turia
dedicó un monográfico a José Jiménez Lozano, un homenaje en el
aniversario de su fallecimiento. Más de 150 páginas que recogidas bajo el
nombre de “Cartapacio” rinden tributo a esa mirada diferente de ver el
mundo, que fue siempre la marca del autor castellano. Siempre fue un escritor para
una minoría de lectores, pero de lectores incondicionales. Tal vez lo mejor que
se puede decir de Jiménez Lozano es que sentía “alegría
porque las cosas son y compasión por los dolores del mundo” y que siempre
comprendió que “de la conversación sobre
lo que se ve y se escucha se llega al juicio y a la escritura”. Unos
cuantos autores intentan, desde la admiración, adentrarse en los recovecos de
su pensamiento. Escritor sin carnet, hijo espiritual de Port Royal, ‘amigo’ de
Simone Weil, de Juan de la Cruz, de Bernanos, amante de las pinturas, alma de
las primeras Edades del Hombre, creyente por el tortuoso camino de la fe…
Probablemente, el último humanista de estos lares fue un avisador. Con su
palabra ‘encarnada’ nos avisó de por dónde iba a ir o se despeñaba el mundo. Temía
que “la posteridad fuese peor que la
actualidad”, pero no perdió la alegría, así fuese por el canto de un cuco,
la conversación con los amigos, la belleza de una tabla, la hermosura de los
libros, el placer de un cigarrillo, el fuego en el hogar.
Las furias invisibles del corazón, John Boyne
La expulsión de la iglesia
de una joven soltera embarazada en una Irlanda rural gobernada desde los púlpitos
es el inicio fulgurante de esta novela de uno de los grandes escritores
europeos del momento, John Boyne. Catherine, la madre soltera, sabe que no tiene
nada que ofrecer al hijo que va a nacer y lo da en adopción a una pareja excéntrica.
La novela es, así, el recorrido exhaustivo por la existencia de Cyril, desde
antes de su nacimiento hasta su ancianidad. Las furias invisibles arrasan con
el corazón de todo ser humano que sabe que no saldrá vivo de esta cosa que
llamamos vida. En el ambiente opresivo e hipócrita irlandés transcurre la vida de
Cyril, homosexual para más señas. La amistad, la traición, las mentiras, la
vergüenza y la culpa, el amor y el desamor, el exilio y la rabia, los
encuentros, el aplastamiento, la soledad y los dolorosos secretos. Y todo ello
contado con una prosa admirable y ágil que describe los movimientos tumultuosos
que se suceden o conviven en el alma. Pero la novela no sólo cuenta la vida de
Cyril, sino la vida de los que, en un determinado momento, son diferentes y
tienen que pagar por ello.
La bendición de la tierra, Knut Hansum
Hace más de 100 años que vio la
luz esta obra, aunque para varias generaciones fuera prácticamente desconocida.
El posicionamiento de Knut Hamsun a
favor del nazismo supuso una condena al ostracismo. Y eso que en 1920 obtuvo el
Premio Nobel y su obra fue admirada por los grandes escritores de su época.
Sólo últimamente el escritor está siendo rehabilitado. Un hombre, Isak, con un saco al hombre, llega a un lugar inhóspito y
deshabitado de Noruega. Nada sabemos de su pasado, porque el libro empieza en
ese momento y nunca retrocede. Y allí, con el sólo afán, de ganarse la vida,
cultivando la tierra y cuidando ganado, se instala. Tiene la fuerza de un
titán, y el carácter indomable, y poco a poco, tronco a tronco, construye la
primera cabaña, labra los primeros surcos, siega el primer forraje para los
animales. El trabajo es su forma de estar en el mundo y de permanecer en él.
Después llega Inger, una mujer de la aldea que, marginada por una malformación
en su rostro, lleva la marca de los apestados. Se establece a su lado,
compartiendo el duro trabajo y engendrando hijos, Eleusus, Sivert, Leopoldine, Rebekka. Pero la verdadera protagonista de este libro es la
tierra, en toda su dureza y su dulzura. La tierra helada e impenetrable por el
hielo. La tierra caldeada por el sol. La tierra en cuya bóveda se dibujan las
luminarias. La tierra que da pasto a los animales, y frutos a los colonos.
Los vencejos, de Fernando Aramburu
Su novela Patria
es el mejor libro escrito sobre los años de plomo de Eta. Ahora, Los vencejos confirma la maestría de Fernando Aramburu. El libro se inicia
en el momento en que un hombre corriente y vulgar, profesor de filosofía de
secundaria, Toni, decide fijar la fecha para acabar con su vida: el 31 de
julio de 2019, o sea, justo doce meses después de tomar la decisión. No es un
hombre desesperado ni sufre trastornos mentales. Es un hombre indiferente, al
que la vida le pesa, no por un motivo particular ni por una razón poderosa.
Toni pone fecha a su muerte, y a partir de ahí, inicia a escribir un diario
sincero y sin paños calientes. En las 365 entradas que Toni escribe nos va
sirviendo la crónica de su día a día, pero también los recuerdos de una vida,
parecida a tantas vidas, y por eso ‘ejemplar’. Las peripecias, chungas,
degradantes, risueñas, eróticas, mezquinas, altruistas, ramplonas, humillantes,
vergonzantes, desternillantes…se suceden y el desencanto turbio y confuso de
vivir también. Y, así, el diario nos va presentando esas otras vidas que se han
cruzado con la suya: sus padres, su mujer, su hijo único, su mejor amigo, su exnovia
reencontrada, algún compañero de trabajo y su perra, probablemente el único ser
vivo por el que el protagonista se siente acompañado y al que quiere.
Mouchette, George Bernanos
“Ya
sopla con fuerza el lúgubre viento de la noche”. Es la primera línea de uno de los libros más
conocidos de Georges Bernanos
(1888-1948). Y desde esa primera línea la oscuridad y la tiniebla envuelven al
lector, como envuelven a Mouchette, la niña de 14 años. Estamos a punto de
conocer un fragmento de su vida y, al mismo tiempo, un fragmento de la vida de
tantos desdichados. Bernanos parece decirnos que el corazón humano, pero
también el corazón del mundo, o está en manos de Dios o está en manos del Mal.
¿Será siempre así? En esta espléndida novela, Dios se ha alejado de Mouchette y
del pueblo. El Mal, entonces, campa a sus anchas sobre todos, y destroza
cuerpos y almas, como le ha sucedido a Mouchette. Será difícil olvidar a
Mouchette. Lo fue también para su propio autor que en el prólogo de esta novela
llegó a escribir: “He visto vivir y morir a Mouchette en una soledad trágica. ¡Que Dios se apiade de ella!”
Sóniechka, Liudmila Ulítskaya
En tiempos de rusofobia,
esta breve novela ha sido un grato descubrimiento. La literatura habla siempre
del alma humana, que es igual en todos los lugares del planeta. Soniechka se sabe
fea y ama los libros y siente como ‘amigos’ a los héroes de tantas novelas leídas.
Pero un día un pintor que ha viajado por el mundo pero que ha vuelto a Rusia,
se fija en ella. La vida de Sóniechka cambia y empieza a “escribir” su
propia novela de amor, entrega, admiración por su marido, Robert Viktorovich,
por su hija, Tania, y hasta por una huérfana, Yasia, hacia la que siente
compasión y que, más adelante, será causa de su desgracia y de su dolor. Esta
novela se alzó con el premio francés Médicis y, de esta manera, la escritora
rusa Liudmila Ulítskaya llegó a las librerías de muchos países. Sóniechka,
diminutivo afectuoso de Sonia, nos cautiva por la pureza de su corazón. La
novela es también un recorrido por la forma de pensar y vivir de la antigua Unión
Soviética y su posterior desmoronamiento. A veces se tiene la tentación de
decir “esto sólo ocurre en las novelas”,
pero no es verdad. Hay almas puras y sencillas que aman y sufren, viven y
caminan entre nosotros. Y un buen día, un escritor hace de esas vidas una
novela.
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