jueves, 14 de septiembre de 2023

Prólogo: "Cosas que me traje en la mochila"

 


A mediados del mes de noviembre de 1998 se celebró una exposición en Palencia. Una muestra realizada con diversos materiales (fotografías, artesanía local, batiks (pinturas), esculturas ashanti, telas y abalorios tradicionales, instrumentos musicales, libros) que el primer misionero de Ghana, P. Fernando de la Torre, y los primeros voluntarios africanos (Santi María, Bautista Aguado y Julio Martín) habían recogido durante su estancia en la misión guaneliana de Abor (Ghana).

Pero la exposición no pretendía ser una actividad cultural más. Fue el pretexto perfecto para hablar de una realidad: el Centro de Formación Profesional de Abor donde enseñaban diversos oficios (electrónica, calzado, tejido tradicional, corte y confección), a unos ochenta jóvenes, de ambos sexos, con minusvalías físicas (generalmente víctimas de la polio). Y una excusa para comenzar a recaudar fondos que permitiesen realizar algunas operaciones quirúrgicas, sencillas pero necesarias, en las extremidades inferiores de adolescentes afectados por la poliomielitis.

Por primera vez, en aquel fin de semana de noviembre de 1998, un grupo de amigos, formados en la espiritualidad guaneliana, vio la necesidad de organizarse y apoyar con afecto, actividades de sensibilización y donativos a los misioneros guanelianos en ese concreto rincón del continente africano. Nos propusimos algo muy sencillo: recaudar antes de navidad unas 100.000 pesetas (600 euros) para costear una intervención quirúrgica que necesitaba una joven ghanesa, de nombre Helen.

Nos pusimos manos a la obra. Difundimos la noticia entre los familiares y los amigos más cercanos. Hicimos postales navideñas y repartimos huchas. En navidad hicimos cuentas. Habíamos conseguido 550.000 pesetas (3.300€).

            Fue entonces, cuando pensamos que este impulso solidario no podía acabar en la Navidad de 1998. Era el inicio de una corriente solidaria que, al principio, se llamó Ghana Solidaridad; luego, Misiones Guanelianas, y que todos terminaríamos por llamar Puentes Ongd.

            Ahora que se cumplen los XXV años de estos comienzos, quiero recordar algunas impresiones, algunos fogonazos de humanidad, solidaridad y cultura que dejaron en mi retina los distintos proyectos en África o Hispanoamérica en los que Puentes se ha movido en este cuarto de siglo. Son las cosas, los rostros, los nombres y las historias que uno se trae a casa en el viaje de vuelta. Y que quedan ahí en el archivo del corazón para siempre. En los próximos meses, iré compartiendo con los lectore estas “cosas que me traje en la mochila”.









No hay comentarios:

Publicar un comentario

A destacar

Una temporada en el infierno

            En una estación de París, desciende un joven de 16 años, cuerpo atlético, pelo alborotado y ojos azules. Se llama Arthur Rimbaud...

Lo más visto: