jueves, 4 de enero de 2018

16.- Los niños sin Reyes Magos


 

            Hacen bien en no escribir una carta que nunca llegaría a su destino, o no sería nunca leída ni atendida. Ni los Reyes Magos, ni Papá Noel, ni Santa Claus. La ruta mágica que cada Navidad hacen estos personajes no pasa por el Congo. Nunca ha pasado. Pero todo niño sueña con un juguete. Un juguete no es un capricho más, ni algo superfluo. Un juguete es la infancia que se resiste a entrar en el mundo del adulto con sus obligaciones y deberes, y sin marcha atrás. Un juguete es el freno para retrasar la edad adulta. Lo de menos son los materiales, lo de menos es el precio. Así es este animal que llamamos humano y que necesita el pan y el agua, pero también una muñeca o una pelota. Basta entrar a los museos para constatar que todas las civilizaciones nos han dejado 'juguetes" de barro, de hueso, de madera... Jugar es uno de los verbos más serios y nobles.
        Estos niños que ves en la foto pasaron junto a mí una tarde, mientras desde el portón de la misión de Kinshasa miraba la vida pasar por la calle. Habían construido el juguete más hermoso: un coche hecho de alambres del basurero, de trozos de plástico de chancletas gastadas. Un coche ‘teledirigido’ por un hilo y un palo. Ecológico y reciclable. Un Ferrari o un Rolls Royce en miniatura avanzando por el scalextric de baches de los barrios pobres de esta ciudad africana.
         Por una vez, los niños pobres ganan a los niños ricos. El coche es suyo. Su esfuerzo, su imaginación, su voluntad de divertirse han hecho el pequeño milagro de ingeniería. Carrocería estudiada, rueda de repuesto, puertas que se abren, volante. No falta detalle. No me extraña que se pasen las horas muertas jugando con semejante artilugio: El tiempo que va entre traer y llevar agua, el tiempo que va entre cuidar a un hermanito o atender al abuelo, es un tiempo precioso para jugar con el regalo más bonito que jamás hayan traído los Reyes Magos. 
        Ahora lamento no haberles encargado un ‘coche’ para mí, para sacarlo a pasear por la plaza del pueblo o la calle de la ciudad, para poner en una exposición, al lado de las máscaras, de las telas multicolores, de los colmillos de elefante o de los tambores. 
            En fin, un coche para colocarlo sobre mis zapatos lustrados cada 6 de enero.

Puentes: 25 años de una corriente solidaria. Kinshasa-R.D. del Congo, 2008.

 

2 comentarios:

  1. Tu bondad te hace grande, siempre encuentras la parte menos mala de las cosas, que el Señor nos regale con tu presencia muchos años ,querido amigo.

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