domingo, 29 de diciembre de 2024

Lecturas de 2024

 

Los libros que nos hacen libres. O eso creemos. Y los libros que nos libran, un poco al menos, de la chabacanería y el garrulismo reinante de los medios de comunicación que se deben a su dueño o a su gobierno de turno. No hay nada nuevo bajo el sol. Pero siempre existe la oportunidad de escoger un libro, retirarte a tu cámara silenciosa, y que sean las páginas de una novela o un ensayo las que te abran una brecha en el compacto muro del pensamiento único reinante y aplastante. Buenas y hermosas lecturas en 2024. También inspiradoras. Además de los 10 libros elegidos (difícil resumir en diez), han estado Ismail Kadaré, Carson Mc Cullers, Alexandre Solzhenitsin, José Jiménez Lozano, Stefan Zweig, Manuel Jabois, Alice Munro, Colm Toibín, Orhan Pamuk, Fernando Aramburu, Paco Roca, Álvaro Pombo y algunos más… No parece mala cosecha. Muy al contrario…  

 Maestros de la felicidad, de Rafael Narbona

Desde hacía tiempo venía leyendo con fruición los artículos de Rafael Narbona, cargados de sensatez y compasión, también de melancólica evocación. Este año el antiguo profesor de filosofía en un instituto madrileño ha publicado “Maestros de la felicidad”. No es un manual de filosofía, sino un libro de hermosos perfiles sobre los grandes pensadores de la Historia que han observado el mundo, y han sacado inteligentes conclusiones.  Después, las han plasmado en sus escritos, que han marcado, aunque no lo sepamos, nuestra forma de pensar y de sentir.  Platón, Aristóteles, Marco Aurelio o Séneca, Jesús, Pablo de Tarso o Agustín de Hipona, Erasmo o Montaigne, Pascal o Spinoza, Albert Camus, Hanna Arendt o Viktor Frankl han abierto resquicios en nuestras mentes graníticas. El mérito de Narbona es la sencillez, el arte de un profesor experimentado en hacer clases amenas un lunes por la mañana. Rafael Narbona nos asegura, y lo sabe por experiencia, que el pensamiento, la filosofía, los libros son medicina y terapia y que funcionan mucho mejor que los medicamentos antidepresivos.

 El misterio de Vega Sicilia, de Alfonso Armada y Luis Alas

El título es exacto, porque siempre el misterio ha acompañado a esta finca vinícola situada en el término municipal de un pequeño pueblo vallisoletano, Valbuena de Duero, y muy cerca del mío, y en cuyos viñedos han trabajado y trabajan gentes de mi pueblo. Un vino que ha alcanzado el rango de mítico, por su calidad secular, su escasez y su presencia en las más afamadas mesas, aquí y allende de nuestras fronteras. Una bodega de renombre internacional, una marca considerada como uno de los 10 mejores vinos del mundo… El pasado mes de febrero viví con mucho interés la visita a esta bodega y pude entender un poco la filosofía que hay por debajo de una excelencia reconocida: el amor a esa tierra bañada por el Duero y el control de todo el proceso vinícola: desde la poda, la vendimia, el laboratorio, el conocimiento de cada de cada metro del terruño, la tonelería y sus tostados, los corchos, el reposo de los vinos, la ausencia de prisas y una limpieza digna de un quirófano. Alfonso Armada recorrió los viñedos, conoció cada rincón de la bodega y entrevistó a los trabajadores. Luis Alas fotografió las manos agrícolas, los rostros surcados de los operarios, y cada etapa del proceso de producción. El resultado: un libro hermoso sobre la finca de Santa Cecilia (nombre original) que desde hace siglos ama el vino con pasión de otros tiempos.

El cero y el infinito, de Arthur Koestler

Es la novela más conocida del escritor húngaro. A lo largo de sus páginas, asistimos a los interrogatorios a Rubachof, por parte de sabuesos inquisidores, acusado de haber abandonado la línea ortodoxa del partido comunista y considerarlo un desviacionista. Tamaño crimen para el Partido era castigado con la cárcel, la tortura, la expulsión, el destierro y, en demasiadas ocasiones, la muerte. Primero, Rubachof era un ortodoxo y era él quien hacía las preguntas a los ‘desviados’. Ahora, está en el otro lado de la mesa. No es una novela que abunda en episodios morbosos y truculentos, sino que nos dice cómo se construye el pensamiento único de una dictadura que no admite ninguna desviación ni pensamiento individual. Las purgas estalinistas fueron muchas, con diversos matices en cada nación de la órbita soviética, pero todas ellas responden al mismo patrón: la línea del partido sólo puede mantenerse a sangre y fuego. Los ciudadanos son así sujetos que no se pertenecen a sí mismos; pertenecen al Estado, señor de vidas y haciendas. Desasosegante novela que no ha perdido su actualidad.

 

El siglo de la soledad, Norena Hertz

Durante varios jueves, tuve la suerte de hablar y debatir sobre este libro de Norena Hertz,  Con contertulios que aportaban variados y ricos puntos de vista al problema de la soledad. El pensamiento de la escritora americana habla de una sociedad cada vez más conectada a través de las nuevas tecnologías y las redes sociales, pero con un creciente y dramático sentido de soledad. Las personas se sienten cada vez menos acompañadas y más solas. Y en la raíz de esta soledad está la creciente incapacidad para crear vínculos fuertes y serenos con la familia, los amigos y los compañeros de trabajo. En el mundo occidental (con mucha mayor incidencia en el ámbito anglosajón), millones de personas viven y se sienten solas, a veces únicamente acompañadas por una mascota o por un robot que les habla o pregunta algo. El hecho de que un buen porcentaje de jóvenes en Japón, por ejemplo, rechace el contacto físico y viva su sexualidad virtualmente, o el hecho de que muchas personas mueren solas sin que nadie se entere y nadie pregunte por ellas, son simplemente dos metáforas de una sociedad que vive la soledad no deseada como una enfermedad verdaderamente letal.

 El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, de Tatiana Tibuleac

Una tarde curioseando en la biblioteca, me encontré con este libro y con su primera línea, casi como una bofetada: "Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela como una pordiosera. La habría matado con medio pensamiento".  El resto de la novela de esta prometedora autora rumana resume los tres últimos meses que vivieron madre e hijo juntos de vacaciones en un pueblo francés. Muchos años después, el pintor Aleksey, el hijo de la mujer de ojos verdes, evoca ese periodo de rencor y odio, del doloroso recuerdo de la hermana desaparecida y de la madre que culpa y rechaza al hijo. Y de la enfermedad mortal de la madre, ese tiempo que nos pone contra las cuerdas y nos impone el entendimiento y la concordia, el reencuentro y el perdón, porque todos, en fin, caminamos dando tumbos con nuestras propias heridas.  

 Ante todo no hagas daño, de Henry Mash

Mi amiga Lucía, lúcida lectora, me lo aconsejó. Se trata de las memorias profesionales de brillante neurocirujano inglés Henry Mash. Lo vemos en su época de estudiante y luego ya en el quirófano del hospital. Cada mañana tiene que abrir el cerebro de dos o tres pacientes y enfrentarse a lo desconocido en esa zona del cuerpo humano tan inexplorada y misteriosa aún. Con prodigiosa memoria evoca a los pacientes que pasaron por la mesa de operaciones y nos habla de los tumores que albergaba su cerebro. Y lo hace con una claridad tan inequívoca que cualquier lector pagano puede hacerse una idea de la enfermedad que padecen. Henry Mash se enfrenta a muchos dilemas morales cada mañana, a muchas decisiones que tiene que tomar en cuestión de segundos y a muchos contratiempos que le ponen al borde del abismo. Admite, cosa bastante poco habitual, algunos errores garrafales que dejaron secuelas en los pacientes. Pero Henry Mash perteneció a la vieja escuela de médicos humanistas para los cuales salvar vidas era un imperativo que no era posible dejar de cumplir. Mash nos habla de la necesidad de compasión y de empatía, tan importantes como la destreza en el manejo del bisturí. Leí el libro con avidez y extraje enseñanzas: un médico sin valores éticos no debería pasar consulta. Al acabar la lectura, se lo aconsejé vivamente a mi sobrina, María, una joven estudiante de medicina.

Koba el terrible, Martin Amis

    Iosif Stalin se hacía llamar Koba, nombre de un montañés legendario de Georgia. Y este libro recorre la vida del zar ruso y responsable de la muerte de más de veinte millones de ciudadanos soviéticos. Al leerlo uno se siente abrumado por un espectáculo de horror: hambrunas programadas, exterminio de los propietarios de tierras, purgas, delaciones, campos de concentración, personas desaparecidas, esclavismo... en fin el experimento humano para crear “un hombre nuevo y asaltar los cielos”, máxima aspiración del politburó comunista. La pretendida dictadura del proletariado se convirtió en la más despiadada dictadura contra los proletarios. Pero lo que más llama la atención en el libro no es el horror ni el salvajismo contra la misma idea de humanidad (al fin y al cabo lo mismo se hizo en dictaduras de signo contrario), Martin Amis subraya un hecho vergonzoso que llega hasta nuestros días: los intelectuales progresistas europeos coquetearon, justificaron, alabaron el régimen comunista, cuando ya había información suficiente para denunciar la barbarie contra la población civil que se estaba llevando a cabo, una verdadera carnicería. Lo mejor del libro: la denuncia de la gran élite progresista europea que miró para otro lado porque, así lo justificaban, "la dictadura del proletariado" bien valía la pena, aunque rodasen unas cuantas cabezas... ¡veinte millones!

Sin miedo. Sin esperanza, Gabriel Albiac

Desde hace cien años, las terceras de ABC son las páginas literarias por excelencia del periodismo español y también las que guardan memoria de todos los debates culturales, sociales y políticos de ese territorio que aún llamamos España. Gabriel Albiac, que fue ardiente defensor del comunismo y después abjuró y renegó de él, ha recopilado en este libro algunas de las mejores ‘terceras’ publicadas desde 2009. Muy pocos escritores tan lúcidos, tan francotiradores y enemigos acérrimos de lo políticamente correcto como Gabriel Albiac. Iluminadoras resultan, por citar algunas: por citar algunas: Jerusalén, y su defensa de la gran cultura judía; La Tour en el Prado, sobre la exposición del pintor francés; Las Ramblas, a lo lejos, acerca de los atentados de Barcelona; El hombre que siempre miente, demoledor perfil del presidente Sánchez, Muerte de un maestro, evocación del filósofo Gustavo Bueno; Europa o el ocaso, sobre la decadencia espiritual del Viejo Continente. Los artículos de Albiac son una llamada a la inteligencia y a la razón, y por lo tanto muy necesarios en un momento de mamporreros y buenistas.

Septología, de Jon Fosse

El premio Nobel de 2023 nos hizo descubrir a muchos la obra del noruego Jon Fosse. Desde el primer libro supe que iba a ser uno de los míos. En este año he leído su Septología, compuesta por varios volúmenes que llevan por título El otro nombre, Un nuevo nombre y Yo soy otro (pueden leerse como un todo, o por separado) nos cuenta la historia simple y rutinaria de un pintor ya mayor. Un largo monólogo de Asle, lleno de evocaciones y recuerdos, de lo acontecido y lo soñado. El lector tiene que situarse como en una playa a la que va llegando el oleaje del mar. Una canción eterna de sonido y de belleza. La vida del Asle pintor tiene mucho de la vida del Fosse escritor, sobre todo el alcoholismo superado y la conversión al catolicismo. El libro está escrito en un tono melancólico y poético, como una concatenación de días y noches, como las pinceladas sueltas de una pintura. Y también en un tono de repetición como la salmodia de un rosario: Ave María gratia plena Dominus tecum… De hecho cada uno de los libros acaba siempre con las palabras del avemaría en latín.

 Valentino, de Natalia Ginzburg

Hay autores de los que te gusta todo “hasta la lista de la compra”. A mí me pasa con Natalia Ginzburg, una escritora italiana que me ha dado horas dulces de lectura. Me seduce la aparente sencillez de sus relatos, la capacidad para dejar caer pequeños detalles que, al final nos darán el puzzle completo. Valentino es el protagonista, el varón de una humilde familia en el que ha puesto expectativas muy altas que poco a poco serán defraudadas. Es un vividor y tiene madera de parásito. Se casa con una mujer mayor que él, escasa de atractivo físico, pero de posibles económicos. Quien nos relata la historia familiar es la hermana de Valentino que nos va ofreciendo pormenores de cada uno de los miembros de la familia. Se defraudan unos a otros, porque todos tenemos expectativas muy altas frente a los demás, sin contar con que lo que vemos de cualquier ser humano es su fachada de cartón piedra que, cuando cae, produce frustración y rabia. Todos tenemos, en fin, secretos inconfesables y mezquindades para dar y tomar.



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