miércoles, 1 de enero de 2025

Unamuno: "primero la verdad que la paz"

        


        Cada 31 de diciembre son muchos los que se acercan ante la escultura en Salamanca de Miguel de Unamuno (obra de Pablo Serrano) para rendirle homenaje en el aniversario de su muerte. Está situada frente a la casa en la que vivió y murió el "rector perpetuo" de la universidad salmantina. 

        Ni en vida ni en muerte Unamuno contentó a nadie. Su divisa fue: "Primero la verdad que la paz". Y en esa España de conmigo o contra mí, era imposible que contentase a nadie. Clamó contra los excesos de la República y clamó contra los excesos del Alzamiento. Y se quedó varado en tierra de nadie. Ese es el destino de los que buscan la verdad. La tercera España que él soñó y que soñó un pequeño grupo de intelectuales no era miel para los labios de tantos asnos. 

     El mensaje de Unamuno sigue de actualidad en este tiempo de polarización y extremismos. Todos intentan apropiarse de don Miguel, vasco universal que encontró su lugar en el mundo en la Salamanca de piedras doradas. Los últimos meses (los que van desde su incidente con Millán de Astray en el paraninfo de la Universidad hasta su muerte), los pasó recluido en su casa, en una trágica soledad, metáfora de la soledad de un pueblo abocado al abismo fratricida. Una losa y unos versos en el cementerio de Salamanca guardan el 'insomnio' eterno de don Miguel: "Méteme, Padre Eterno, en tu pecho / misterioso hogar / dormiré allí, pues vengo deshecho/ del duro bregar”.

         En estos tiempos de posverdad y relativismo, Don Miguel de Unamuro sigue dictando desde su cátedra eterna lecciones muy útiles de convivencia.

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