Una de las noticias de la reciente feria de arte TEFAF ha sido la venta por 15 millones de euros de un retrato de Gustav Klimt, cuya pista se había perdido hace muchas décadas. Lo que tiene de particular este cuadro de Klimt es el retratado: un joven africano, visto de perfil.
William Nii Nortey Dowuona era un joven príncipe de la tribu Osu,
actual Ghana. Había llegado con su familia a Viena y encontró trabajo en el Parque
de Atracciones de Viena, concretamente en el área del zoológico. Ahora nos parece
una monstruosidad, pero a finales del siglo XIX, era bastante frecuente que en estos parques de atracciones expusieran públicamente a gentes de diversas
latitudes, razas y colores, en medio de decorados que indicaban su procedencia.
Acudir a los zoos para ver expuestos aborígenes, como objetos exóticos,
constituía una de las actividades divertidas y modernas de la buena sociedad
vienesa, después de tomarse un café en el
Sacher o dejarse ver por la Ópera.
Allí en el Prater de Viena, el más antiguo parque de atracciones
del mundo, los pintores austriacos Gustav Klimt y Frantz Matsch vieron
expuesto, como un objeto decorativo o como un animal hermoso, al joven príncipe
ghanés. Y ambos pintores decidieron
retratarlo, tal vez por su belleza, tal vez por su exotismo. El cuadro de Frantz Matsch se encuentra en el
Museo Nacional de Luxemburgo. Muy pronto la obra de Klimt fue adquirida por
Ernestine Klein que la mantuvo en su casa hasta 1938, cuando salió huyendo a Mónaco,
para evitar las redadas nazis contra los judíos. El cuadro tal vez fue
subastado forzosamente por sus propietarios para poder salir del país, o tal
vez fue abandonado en casa, después de la huida precipitada camino del exilio. Desde entonces andaba perdido.
Hace un par de año, una pareja llevó el cuadro a una sala de
subastas de la ciudad holandesa de Maastricht. Después de la limpieza de los
barnices oxidados, no cupo duda a nadie de que se trataba del cuadro del
príncipe ghanés de Klimt. Pero los herederos de Ernestine Klein interpusieron
una demanda judicial que les fue favorable, lo que les ha permitido embolsarse los 15
millones de euros por los que fue vendido en la reciente feria de arte TEFAF de
Maastricht.
¿Qué fue de la vida del príncipe ghanés? Google no devuelve ni una
sola línea cuando se le pregunta sobre la existencia de William Nii Nortey Dowuona.
¿Volvería alguna vez a su tierra, a su tribu, a su lengua y a sus cantos en
Ghana? ¿Murió de viejo y fue enterrado en cualquier cementerio para pobres de
la capital austriaca? Tampoco sabemos si Klimt y su amigo pintor Matsch pagaron
algún dinero al modelo del cuadro, lo que le hubiera permitido, al menos,
acudir por una vez a un baile de valses de Strauss o tomarse un café con tarta
en el café Sacher. Nada sabemos.
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