miércoles, 3 de enero de 2018

Auroras y ocasos


 
El drama de muchos hombres es confundir la aurora con el ocaso. Creer que esos colores rosados anuncian el día, la esperanza, el final de la noche oscuro, la promesa, el banquete, el porvenir… mientras que lo que tienen ante sus ojos es un ocaso, sin duda hermoso, pero anunciador también del final de una etapa, de una época, el preludio bello de una noche eterna. Es lo que ha pasado a muchas civilizaciones. Sus dignatarios y sus pensadores confundieron y tomaron por aurora lo que era un ocaso. Fue su drama personal y la tragedia de cualquier civilización.  ¿Y dónde nos encontramos ahora nosotros? ¿Dónde se encuentra ahora nuestra querida Europa?

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