martes, 19 de marzo de 2019

¿Artesanos de la paz en Euskadi?





Con todos los medios –muy poderosos- del rico y próspero Euskadi, desde hace algún tiempo se intenta blanquear la imagen de la banda ETA. Una vez que la banda terrorista ha sido vencida por la paciente actividad de las fuerzas de seguridad del Estado, no queda otra sino hacer ver al pueblo que lo de ETA hay que entenderlo, que tiene una explicación, que los tiempos eran convulsos, que eran momentos para la exaltación romántica o revolucionaria, pero que, en el fondo, no eran malos chicos. Estaban confundidos, se equivocaron en algunas cosas, pero querían el bien del pueblo, el bien de Euskalería. Ellos también, a su manera, quisieron construir la paz, la convivencia, la fraternidad.
Este es el insensato discurso que desde hace algún tiempo se lanza un día sí y otro no. Hay que lavar la imagen ensangrentada de los pistoleros –parecen decirnos- en favor de la convivencia y de la normalización.
Nos dicen en mensajes subliminales que sería humillante pedirles cuentas a los asesinos, exigirles que se arrodillen y supliquen perdón a las víctimas, que indemnicen, que confieses sus culpas y reconozcan el fracaso de su proyecto sanguinario.

Las víctimas al final van a ser los malos, los rencorosos, los vengativos. Y los victimarios van a ser los ‘artesanos de la paz’. Y el conjunto de la sociedad vasca está camino de lograr este propósito desvergonzado.
Un episodio que ilustraría todo esto nos lo ofreció la pasada Navidad. Una reunión de amiguetes, de colegas que, en plan buenista y espíritu navideño, cocinaron la cena de Nochebuena, se tomaron unos txiquitos juntos y desearon a los vascos Feliz Navidad. Un particular masterchef inocente y navideño.
Lo que puso los pelos de punta no es que en esta cena de la vergüenza apareciese el señor (por llamarle de alguna manera) Arnaldo Otegui, sino que apareciese también la señora Idoia Mendía, secretaria de los socialistas vascos.



A nadie extrañó, por lo tanto, que José María Múgica que vio como los pistoleros de ETA asesinaban a su padre Fernando Múgica delante de sus ojos, haya pedido la baja de militancia en el partido socialista en el que militó y resistió hasta la muerte su propio padre.

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