Era un día de verano,
de flores y mariposas, macetas en los balcones, pájaros que cantan, niños que
juegan, pero Azahar estaba triste. Así se abre este singular libro que hoy ha
caído en mis manos. Los autores de este cuento son jóvenes con discapacidad
intelectual del Centro Villa San José (Palencia). Hace unos años empezaron a
frecuentar la Biblioteca Pública de Palencia. Leían, comentaban, exponían,
dialogaban sobre las lecturas. Después, animados por su coordinadora, Alma
Arconada, dieron el salto a la escritura. Ellos y ellas tenían cosas adentro,
tal vez adormecidas o no expresadas. Lo vivido, leído y escuchado. Instantes,
miedos, inquietudes, rostros, sueños, emociones… muchas sentimientos que
necesitaban ser traducidos en palabras escritas.
Así ha surgido este
libro. La historia de Azahar, una chica con discapacidad intelectual, tan cerca
y tan lejos de cada uno de nosotros, con los mismos pesares y los mismos
pensares que cada uno de nosotros. Con palabras sencillas, Azahar nos cuenta
sus emociones: la tristeza por la pérdida de un ser querido, la necesidad de
ser escuchada, la confusión de lo que siente, la difícil convivencia, el
rechazo al otro, el cosquilleo de un enamoramiento, la alegría burbujeante de quien
prueba el amor y la amistad. Pero también la ayuda de una ‘estatua’ que nos
comprende, nos quiere, se preocupa por nosotros, nos enseña y nos ofrece
consejo y consuelo… Esta estatua del jardín es todo un personaje del cuento:
¿Un amigo, un padre, una educadora, Dios, nuestra propia conciencia? Y lo que
es más importante: La estatua del jardín mágico es el espejo que le hace
comprender a Azahar que es en su interior donde verdaderamente puede hallar la
fuerza y los recursos para afrontar el día a día, con sus penas y sus alegrías.
Elena, Mª del Rosario, Soledad, David, Sergio, Pedro Manuel, Consuelo, Alejandro, Estíbaliz, Marco Antonio, Jesús y José Antonio… todos ellos son Azahar. Y todos ellos somos nosotros. Estos ‘escritores’ de Villa San José, contándonos cosas de Azahar, nos cuentan cosas suyas. Descubriendo las emociones de Azahar, descubrimos sus propias emociones, no diferentes y no distintas de las nuestras, de las que bullen en el interior de cada lector.
El libro ha tenido
una ilustradora muy valiosa y muy capaz, Esmeralda González Delgado, que ha
sabido interpretar el texto escrito con acierto y belleza. Hay que valorar, no
poco, la cuidada y esmerada edición en la que el libro se nos presenta.
Que en un proceso
creativo, bien orientado y acompañado, unos jóvenes con discapacidad
intelectual hayan sido capaces de expresar sus sentimientos, de hilar, frase a
frase, un libro, de imaginar situaciones, de retratarse en Azahar, dice mucho
de la ‘genialidad’ que perfuma a estos chicos y chicas de Villa San José. En su
discapacidad capacitadora, en su diferencia, anida el ‘ángel’ de la grandeza de
cada ser humano, valioso por el hecho de serlo y haber sido llamado a la
existencia y a la convivencia con el resto de hombres y mujeres de este mundo,
en igualdad de oportunidades y en diversidad de dones.
¿Es exagerado si pido para ellos el Nobel de Literatura? No lo sé. Creo que, por el hecho de haber tocado con sus manos y visto con sus ojos este libro tan bonito, recién salido de la imprenta, estos jóvenes escritores se sienten tan dichosos y tan felices como si hubieran ganado dicho galardón.
Y para acabar: Se nos
invita a leer este cuento con los pies descalzos. Y no es una tontería. Solo
quien se descalza y está dispuesto a calzarse los zapatos del otro podrá
entender su caminar, ligero o renqueante, cansado o alado, alegre o triste.
Leer es dejarnos asombrar y fascinar por el alma de un libro. ¡Feliz lectura!
Puedes adquirir el libro directamente en la tienda de Villa San José (Palencia): 9 euros.
Si deseas que te lo
envíen: contacta con: https: //m.facebook.com/VillaSanJosePalencia/
https://fb.watch/28NPCLNvUW/
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