jueves, 7 de marzo de 2024

Juan Carlos Unzué. Artículo 49. Y Fathi Ghaben

 


1.- El ex futbolista Juan Carlos Unzúe llegó el otro día en silla de ruedas al Congreso de los Diputados para hablar de la enfermedad del ELA (esclerosis lateral amiotrófica) que él sufre, y con él otros cuatro mil españoles. Una enfermedad verdaderamente terrible que va paralizando todo el cuerpo hasta convertirlo en un ‘guiñapo’. Y sin embargo un ‘guiñapo’ que aún siente, ama, sufre y espera. Unzué empezó su discurso pidiendo que levantaran la mano los diputados presentes. Sólo había cinco. Los demás eran enfermos, familiares y voluntarios de las distintas asociaciones. Dijo que los enfermos, llegados a una determinada fase, necesitan cuidadores, a los que hay que pagar, y que casi ninguna familia puede hacer frente a una situación así. Pidió hechos, pidió leyes, y se lamentó de que lo único que se ofrece a los enfermos (a ellos y a todos) es una muerte digna. Pero que él, y muchísimos más enfermos, lo que pedía era una vida digna. Pero vivimos un tiempo en que la gente se desgañita a favor de la “muerte digna”, porque eso parece ser lo progresista, lo razonable, lo que toca, en lugar de reclamar una vida digna para todos. Por cierto, la 'muerte digna' sale muy barata, apenas unos euros. Pero llevar una ‘vida digna’ durante la enfermedad sale cara. Cuesta tiempo y sacrifico, exige múltiples cuidados por parte de mucha gente, necesita mucha inversión pública. Y también una grandeza moral a la que ya hemos renunciado.

 


2.- El pasado 15 de febrero el rey Felipe VI ratificó la reforma del artículo 49 de la Constitución Española. Dicha reforma sustituye la palabra “disminuidos” por el término “personas con discapacidad”. Se barajaron otras expresiones, como “personas con capacidades diferentes”, o “personas con diversidad funcional”, y aunque buscaban un mensaje positivo, no han encontrado consenso por ser términos vagos e indefinidos que no terminan por nombrar a nadie. Bienvenida sea la reforma del artículo, si verdaderamente eso significa que, como ciudadanos y como sociedad, pensamos que las personas con discapacidad tienen idéntica dignidad e idénticos derechos que el resto de ciudadanos. Bienvenida sea, si pensamos que ellas tienen no poco que decir a una sociedad que todo lo mide en eficiencia y apariencia. Esperemos que este cambio de palabra no corresponda únicamente a un deseo de ser políticamente correctos y buenistas. Son muchos los que sabíamos que eran personas muy válidas, aunque en la Constitución se hablase de “disminuidos”. Porque también podemos hablar elegantemente de “personas con discapacidad”, pero al mismo tiempo pensar que un “Down” pueda ser eliminado antes de nacer sin ninguna mala conciencia.



3.- Hace pocos días murió el reconocido pintor palestino Fathi Ghaben. Había sido fiel a su tierra, Palestina, que le vio nacer y donde creció como artista. Le llamaban el Van Gogh de Gaza. Su estado de salud se agravó en las últimas semanas, pero ningún hospital de Gaza estaba en condiciones de atenderlo, debido a la guerra y a la destrucción de los centros hospitalarios. Los familiares de Fathy Gaben solicitaron insistentemente a las autoridades israelíes una autorización para salir de la zona asediada y poder así recibir tratamiento en un hospital extranjero. Pero no hubo respuesta. No corren tiempos para la piedad, sin duda. Y la desgracia de Fathi Ghaben es también la desgracia de todo un pueblo. Un sufrimiento compartido por tantos. Está de más decir que el mundo de la cultura europea, tan sensible a otros temas, tampoco ha movido un dedo ni ha lamentado la pérdida del pintor gazatí.


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