viernes, 28 de febrero de 2025

El Prado busca a Santa Cecilia...

 


            El Museo del Prado es noticia muy a menudo. Las exposiciones temporales, las restauraciones de obras de arte, las adquisiciones, los legados, la reordenación de sus salas ocupan con mucha frecuencia la sección de cultura de los periódicos y de los telediarios de España, e incluso de más allá.

          Pero últimamente, el Prado ha salido en los periódicos por noticias, como poco, curiosas: 

1.- La temporada de otoño traerá al Prado una exposición de Rafael Mengs, para algunos el gran pintor de su época. El propio Prado y las Colecciones Reales poseen una magnífica colección de este pintor alemán (1728-1779) considerado como una figura mayor del panorama pictórico del neoclasicismo. La noticia es que el Prado desea tener para su exposición el cuadro de "Santa Cecilia", pero desconoce su paradero. La última vez que la Santa patrona de la música fue vista con vida ocurrió hace 25 años en una exposición. Su propietario murió y ahora nadie sabe dónde para el lienzo. El Prado ha lanzado una campaña a través de las redes sociales para dar con ella. Así que si alguno la tiene en el salón de casa, o guardada en el trastero, o la ha visto en casa del vecino, por favor que llame al Prado, y todos tan amigos. Santa Cecilia estará encantada de pasear su belleza ante miles de espectadores y de ofrecer un concierto de música sacra en tan singular museo.


2.- Pero el Prado no sólo busca a Santa Cecilia, busca también atraer a los jóvenes para que entablen conversación, o salgan de copas con los señores Goya, Velázquez, Murillo, Alonso Cano, Rafael, Tintoretto, Veronés, Guido Reni, El Greco y otros tropecientos más. Digo yo que alguno de estos artistas caerá bien a los jóvenes y podrán hacerse amigos para siempre. Friends for life. Y al Prado no se le ha ocurrido mejor manera para atraer a los jóvenes a la Pinacoteca que ofrecerles barra libre de birras, poner un DJ y dejarles la Sala de las Musas como discoteca o chiringuito. Y no sé si esto es muy pedagógico o no, que no tengo ni idea. Lo cierto es que a los chavales se les veía encantados y felices con un vaso en la mano y tarareando la música del momento. Lo curioso es que cuando visitas el Prado no puedes entrar con tu botellita de agua, por miedo a que cometas un atentado o dejes de consumir en la cafetería oficial, donde un café te sale por tres euros y pico. 

 

3.- Aunque publicado en 2023 y reimpreso en el 2024, ayer entró en casa (regalo de L. a J,) Los Tesoros del Prado, un hermoso libro con una impecable encuadernación en las que el autor, Javier Sainz de los Terreros, selecciona 25 obras de la Pinacoteca, a partir de los trabajos de difusión en las redes sociales. Me llama la atención que entre las obras seleccionadas aparezca una que durante más de un siglo durmió en los almacenes. Pero como ahora somos modernos, inclusivos y tenemos perspectiva de género, la han colgado con calzador en las paredes del Prado. Para mí es una obra menor de una pintora de animales, Rosa Bonheur. Se trata de El Cid, el retrato de la cabeza de un león del Atlas. ¿Colgaría este cuadro en el Prado si estuviese firmado simplemente por el señor Bonheur? ¿Esta obrita al lado de las Meninas, La laguna Estigia y el Jardín de las Delicias? Hay otras mujeres en esta selección, un soberbio retrato de Isabel de Valois, de Sofonisba Anguissola y un bodegón de Clara Peters, incluidas por méritos propios y sobrados en esta selección. El leoncito de la señora Bonheur estaría mejor de regreso a su territorio del Atlas. 



4.- El afamado crítico de arte, Jerry Saltz, y uno de los que marca tendencia en el New York Magazine, se ha pasado por el Prado, al que califica como el mejor museo del mundo, y para el que no ha ahorrado los elogios más encendidos y los superlativos más elevados. Dice que para ver el Prado con sosiego y disfrute uno necesitaría tres días. El colmo del elogio ha sido esta frase: "Para convertirse en persona hay que venir al Prado". Esta claro que es una boutade o una provocación. Se puede ser gran-persona sin haberse cruzado nunca con las Meninas. Y se puede ser poco-persona visitando a menudo la Galería Central del Prado. Pero hay algo de cierto en la hiperbólica sentencia de Saltz: la belleza de las obras de arte y tantas bellezas creadas por los artistas de todas las épocas... nos aleja unos metros de la selva y de la pocilga, e infunde en nuestras cabezas y corazones un poco de luz y de dicha. Por lo tanto, parece de necios no disfrutar de tanta belleza, teniéndola al alcance de la mano. 




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