viernes, 19 de febrero de 2016

Tardaron tiempo en ver que era diferente




    Y un episodio escalofriante –uno entre miles- de la guerra en Bosnia. En la guerra todo está permitido, es como si levantaran la veda. Los vecinos no reconocen a sus vecinos y los hermanos no reconocen a sus hermanos. El hecho de ser cristiano o musulmán, que hasta la víspera de la guerra era un dato sin importancia entre bosnios y serbios, se transformó en una condena o un salvaconducto. Cuenta José Mª Mendiluce en su libro El amor armado: "Cuando a Damir lo mataron por ser distinto tardaron casi dos horas en darse cuenta de que lo era. Hablaba como ellos, era como ellos, pero quizá algo en su mirada de artista incapaz de odiar, algo en esos ojos que reflejaban ternura y miedo en vez de odio y arrogancia étnica, hizo que los cazadores no creyeran en sus papeles de salvaconducto. Entonces le hicieron bajarse los pantalones. Estaba circuncidado. Se la cortaron y se la metieron en la boca con los testículos y luego, afortunadamente, alguien le pegó un tiro en la nuca antes de que pasara demasiado tiempo"

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