En España, las universitarias sobrepasan en número a los
universitarios. Y las estadísticas dicen también que con mayor provecho y
mejores resultados, en general. Pero ahora a los mandamases del país y a los
medios de comunicación, ambos rehenes de lo políticamente correcto, que es la
más correcta de las inquisiciones, dicen, advierten, anhelan, hacen gestiones
para que las mujeres no estudien solo carreras de letras, o de la rama
sanitaria, o idiomas, o magisterio, sino que animan y empujan a las mujeres a
estudiar carreras de ciencia y tecnología. ¿Cómo es posible, nos adoctrinan
todos los días, que en España haya tan pocas científicas, tan pocas ingenieras,
tan pocas informáticas, tan pocas mujeres en el campo de la tecnología y de la
investigación? Pues no lo sé. No creo que a ninguna mujer que va a la facultad,
por ejemplo de ingeniería industrial, se le ponga una pega, se le eche la
zancadilla, se le lave la cabeza o se le convenza de que no elija esa facultad.
Hoy en día, si una mujer elige literatura hispánica o infantil en magisterio es
porque le da la real gana, porque cree que eso es lo que le gusta y donde puede
realizarse mejor intelectual y humanamente. Y punto.
Pero el feminismo
beligerante y los políticos correctísimos y los media, repetidores de lo
políticamente correcto, quieren a toda cosa que las mujeres elijan lo que según
ellos es lo mejor para ellas. En este feminismo igualitarista yo veo un viejo paternalismo
que piensa que las mujeres son tontas o débiles y que necesitan aún ser
aconsejadas y asesoradas por los listos de turno. Pues no, señores, las mujeres
eligen la carrera que les da la gana. Y no vengan ustedes a decirles lo que
tienen que elegir, como si fueran medio memas. No creo que haya nada malo en que una mujer elija trabajar en una guardería con niños o enseñando los versos de
Shakespeare a sus alumnos en una facultad. Y en principio no me parece ni mejor ni peor opción que trabajar en un laboratorio haciendo ensayos clínicos o estudiar astrofísica.
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