En medio de la incesante llegada de migrantes a las islas Canarias y cuando faltaban pocas horas para finalizar 2024, la Guardia Civil emitía un comunicado en el que afirmaba haber detenido a siete personas como presuntos autores de la muerte de cuatro migrantes durante la travesía desde Gambia a Canarias en un cayuco con 207 personas a bordo.
Parece ser que debido a las condiciones durísimas de navegación, uno de los migrantes sufrió un episodio de desorientación lo que provocó desórdenes en el barco. Los patrones de la embarcación mantuvieron un rifirafe con el migrante en cuestión y con aquellos que trataban de defenderle.
Para atemorizar a los migrantes y restablecer la autoridad decidieron tomar represalias. Y de esta forma acabaron con la vida de cuatro migrantes, según han confesado los compañeros del infortunado viaje a la Guardia Civil.
Un episodio trágico que nos acerca una vez más al problema migratorio. Europa se encuentra desde hace tiempo ante un dilema político y moral de difícil solución. Por un lado está la respuesta humanitaria de prestar ayuda y acogida a los que llegan a nuestras costas. Por otro lado, es consciente de que las mafias seguirán con su lucrativo negocio mientras el sistema humanitario siga funcionando. El elevado peaje que deben pagar los migrantes para subir al cayuco, exorbitante para un africano medio, no asegura siquiera el éxito de llegar sano y salvo a buen puerto. Como en tantas historias, de momento parece que la partida la ganan las mafias que operan sin cortapisas en las playas donde zarpan los cayucos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario