martes, 6 de marzo de 2018

Obras maestras y autores inmorales



La biografía poco ortodoxa o netamente inmoral de un artista, ¿debería influirnos a la hora de disfrutar de su obra? No debería, pues si una obra es bella o nos ilumina o nos eleva, esto tendría que bastar para el espectador o el lector. Las obras anónimas tienen el encanto de la no autoría. La biografía del autor nos es totalmente desconocida y podemos leer o ver la obra sin los prejuicios que nos puede provocar su autor. Es verdad que si ‘censurásemos’ las obras de literatura o de arte que han sido escritas por ‘inmorales’, nos quedaríamos sin belleza y sin obras maestras en las bibliotecas o en los museos, en las catedrales y en las calles.  Y por otra parte, la moralidad, o la inmoralidad, está muy ligada a una época o a unas circunstancias concretas. Lo que hoy resulta heroico, mañana aparece como mezquino. Hace unos días la editorial Gallimard decidía no volver a publicar la obra de Celine, porque éste fue colaboracionista durante la segunda guerra mundial y pro nazi. Para mí tengo que no se trata de un asunto moral o inmoral, sino de un asunto político. Y lo políticamente correcto no está llevando a una nueva inquisición, pero también a hacer sublimes tonterías. Giotto era un usurero despiadado, pero ahí están sus frescos de San Francisco en Asís. Sartre justificaba todos los excesos del comunismo y se paseaba tranquilamente por la Plaza Roja mientras en los Gulags millones de personas morían de hambre y de frío. Picasso era un depredador sexual. Y Neruda abandonó a su hija de dos años porque estaba enferma. Nos puede gustar o no la biografía de un creador. Podemos incluso censurar su conducta, pero de ahí a privarnos de su obra simplemente por sus ideas ‘incorrectas’ en un momento determinado, o por su falta de moralidad y escrúpulos, es otra cosa y bien distinta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A destacar

Una temporada en el infierno

            En una estación de París, desciende un joven de 16 años, cuerpo atlético, pelo alborotado y ojos azules. Se llama Arthur Rimbaud...

Lo más visto: