miércoles, 25 de mayo de 2022

Saberse amado



    "Saberse amado da más fuerza que saberse fuerte", alguien ha escrito, y con toda razón. Saberse amado, estimado, valorado, reconocido, apreciado hace a cualquier ser humano prácticamente invulnerable. La percepción por parte de un sujeto de que no es amado, sino odiado, de que no es estimado, sino temido, de que no es valorado, sino obedecido, sólo puede crear una apariencia de fría entereza, de frío valor. Pero, en el fondo, se siente desarmado, se sienta desnudo, se siente, sobre todo, vulnerable. Hará de todo para suplir con energía e ira la falta de eco afectuoso en sus interlocutores. Pero hay también quien no sintiéndose amado, tampoco es capaz de hacer que se le obedezca o se le tema. Y estos seres son los más débiles y los más frágiles, los más dignos de compasión. Son seres sin la seguridad de los afectos, sin el equilibrio de los amados, sin la armonía de los estimados. Son seres dependientes e inseguros, que mendigan una aprobación, un afecto, una caricia, lo mismo que hace el perro cien veces apaleado y que vuelve a su dueño, incluso para recibir otro palo, por que lo peor que puede recibir un ser humano es la señal del desprecio, de la indiferencia, de la invisibilidad. En los que no se saben amados, la marca de la invisibilidad es su destino. Una batalla perdida de antemano.

2 comentarios:

  1. Qué fuerte. Qué duro. Pero que cierto. Todo tiene que ver con el amor, (amar y sentirse amados). Jose de la Clara.

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  2. Ah, claro, el Jose de la Clara. Así todo cambia. Seguimos en el blog y seguimos en el camino. Ponerse al ordenador ayuda, al menos a mí, a pensar y a definir. Ya sabes que la pluma es la lima del pensamiento. Lo dijo San Agustín. A. B.

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