Pero a lo que yo voy es a otra cosa. ¿Los difuntos, mientras estaban vivos o enfermos, recibieron ramos de flores? No he puesto nunca dinero para una corona de flores desde que hace más de tres décadas mi padre me pidiera que no me gastara ni una peseta en flores cuando él muriera y que, a cambio, diese una limosna a la iglesia o a los pobres.
Yo creo que esta costumbre de las coronas mortuorias no es en absoluto cristiana, o no debería serlo. Las flores no deberían acompañar a los cristianos fallecidos. A los cristianos les deberían acompañar las oraciones, los sufragios y las limosnas. Todo lo demás es una concesión a un paganismo sin esperanza en el más allá. Pero, al mismo tiempo, a mí me parece que a las personas solidarias, tampoco les sientan bien las flores sobre sus ataúdes, ni les sientan bien comprar flores para otros muertos. Demasiada hambre en el mundo, demasiada pobreza. Demasiados niños sin pan y leche. Cambio coronas de flores por vasos de leche para niños hambrientos.
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