sábado, 12 de diciembre de 2015

Los sin corbatas y el obrerismo.


    Todo da a entender que si uno se quita la corbata, se enfunda unos vaqueros y una americana o se remanga la camisa, automáticamente es un simpatizante del mundo obrero, un obrero él mismo, un luchador por los derechos humanos, en contra de los desahucios, el hambre en el mundo, la marginación de los emigrantes, etc., etc.
    Todo da a entender que un hombre sin corbata es un bienhechor de la humanidad, un defensor de la justicia, y que él mismo, es una persona austera, que comparte lo mucho o lo poco que tiene con los desdichados de la tierra.
    ¿Pero esto es así? ¿Un traje es más pijo que unos vaqueros, una camisa? ¿Es menos solidario, menos comprometido? No creo que llevar o no llevar corbata sea indicativo de nada, salvo de un estilo propio de vestir.
    Hace unos meses, el señor Janis Varufakis iba y venía a Bruselas, con unos impecables pantalones vaqueros, una americana y una camisa descorbatada para defender a la clase obrera griega sumida en el pozo de la pobreza. Pero en ese mismo tiempo, aparecieron también unas fotos suyas (en el exquisito Paris Match de las celebrities y de los royals) en su terraza con vistas al Partenón. Y no es que el sr. Janis no tuviera derecho a un ático con tales vistas (estoy seguro de que muchos quisiéramos desayunarnos frente a la acrópolis), ni un piano, ni un colegio de primera para su hija en Australia, sino que a veces juzgamos por las apariencias, y éstas, como siempre engañan mucho.
    Se puede ser un pijo de espíritu y de alma, un redomado sibarita, un ostentoso recalcitrante en vaqueros y descorbatado. Y se puede ser una persona socialmente comprometida, espiritualmente cercana a los que sufren la crisis, en corbata.
    Me viene a la cabeza aquella frase que soltó una actriz española, defensora de los animales, a otra actriz que llegó a la gala del cine envuelta en un abrigo de pieles: "Todas las que lleváis abrigos de pieles sois unas zorra". La actriz contestó con placidez: "se puede ser lo mismo de zorra con un abrigo de paño". Pues eso que el hábito no hace al monje, ni la no-corbata hace al obrero.

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