jueves, 6 de septiembre de 2018

Sobre estadios y sobre escuelas.




Varios minutos dedicó el telediario de hace unos días a la situación precaria que varios estadios de fútbol de equipos de primera presentan en este inicio de la Liga Española. Una preocupación que se entiende. Un escándalo que ha estallado en Vallecas cuando el estadio del Rayo Vallecano ha sido clausurado de momento por motivos de seguridad, al no reunir las condiciones para que los futbolistas y los aficionados disfruten sin problemas. El telediario da imágenes de varios estadios en situación no apta. Sólo me he quedado con el de Vallecas y con el de Valladolid. En este último las condiciones del césped recién estrenado no eran ni mucho menos las deseables, según los entendidos, que en este país son siempre multitud.
Por estos motivos algún partido ha tenido que ser aplazado sine die. Otros partidos se jugarán en otro estadio. Mientras que las obras de algún otro estadio, se están realizando con gran celeridad. Y algún equipo, como el Rayo Vallecano, busca desesperadamente un estadio donde jugar. La falta de idoneidad en algunos estadios ha causado, por lo visto, honda preocupación en no pocos aficionados españoles. Se piden responsabilidades y se piden dimisiones. Se habla de ‘vergüenza y de irresponsabilidad’, algo indigno de la liga de primera en un país como España. Declaraciones y contradeclaraciones se suceden.

Justo en estos mismos momentos, a escasos días del comienzo del curso escolar, muchos institutos y muchos colegios andan patas arriba con obras iniciadas y no acabadas. Tejados, reformas de aulas, cambios de aseos, comedores escolares, pavimento de patios, instalaciones eléctricas, etc. Muchos están en obras y no estarán terminadas cuando los alumnos vuelvan a las clases. Se encontrarán todo manga por hombro, y deberán soportar ruidos, polvo e incomodidades a la hora de estudiar, de comer o de jugar en el recreo. Otras instalaciones precarias para las que se habían prometido reformas y mejoras ni siquiera han empezado y no empezarán. Habrá que esperar al curso siguiente. En varios lugares de España, las aulas llevan años instaladas en pabellones provisionales, en prefabricados que no aguantan el chaparrón. Pero todo esto no merece ni un solo minuto en el telediario o en el periódico local.
Y puede que las cosas sean así y no tengan remedio. Y no sólo porque los políticos sean mediocres, sino porque el común de los mortales, la ciudadanía como se dice ahora, anda más preocupada con un estadio que por una escuela. Los mismos aficionados del Rayo Vallecano que se muestran indignados por las condiciones del estadio de su equipo, probablemente no saben, ni les preocupa, si las escuelas en las que estudian sus propios hijos están bien, mal o regular.

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