Varios minutos dedicó el telediario de hace unos días a la
situación precaria que varios estadios de fútbol de equipos de primera
presentan en este inicio de la Liga Española. Una preocupación que se entiende.
Un escándalo que ha estallado en Vallecas cuando el estadio del Rayo Vallecano
ha sido clausurado de momento por motivos de seguridad, al no reunir las
condiciones para que los futbolistas y los aficionados disfruten sin problemas.
El telediario da imágenes de varios estadios en situación no apta. Sólo me he
quedado con el de Vallecas y con el de Valladolid. En este último las
condiciones del césped recién estrenado no eran ni mucho menos las deseables, según
los entendidos, que en este país son siempre multitud.
Por estos motivos algún
partido ha tenido que ser aplazado sine die. Otros partidos se jugarán en otro
estadio. Mientras que las obras de algún otro estadio, se están realizando con gran
celeridad. Y algún equipo, como el Rayo Vallecano, busca desesperadamente un
estadio donde jugar. La falta de idoneidad en algunos estadios ha causado, por
lo visto, honda preocupación en no pocos aficionados españoles. Se piden responsabilidades y se
piden dimisiones. Se habla de ‘vergüenza y de irresponsabilidad’, algo indigno de
la liga de primera en un país como España. Declaraciones y contradeclaraciones
se suceden.
Justo en estos mismos momentos, a escasos días del comienzo
del curso escolar, muchos institutos y muchos colegios andan patas arriba con
obras iniciadas y no acabadas. Tejados, reformas de aulas, cambios de aseos,
comedores escolares, pavimento de patios, instalaciones eléctricas, etc. Muchos
están en obras y no estarán terminadas cuando los alumnos vuelvan a las clases.
Se encontrarán todo manga por hombro, y deberán soportar ruidos, polvo e
incomodidades a la hora de estudiar, de comer o de jugar en el recreo. Otras
instalaciones precarias para las que se habían prometido reformas y mejoras ni
siquiera han empezado y no empezarán. Habrá que esperar al curso siguiente. En
varios lugares de España, las aulas llevan años instaladas en pabellones
provisionales, en prefabricados que no aguantan el chaparrón. Pero todo esto no
merece ni un solo minuto en el telediario o en el periódico local.
Y puede que las cosas sean así y no tengan remedio. Y no
sólo porque los políticos sean mediocres, sino porque el común de los mortales,
la ciudadanía como se dice ahora, anda más preocupada con un estadio que por una
escuela. Los mismos aficionados del Rayo Vallecano que se muestran indignados
por las condiciones del estadio de su equipo, probablemente no saben, ni les
preocupa, si las escuelas en las que estudian sus propios hijos están bien, mal
o regular.
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