Ébere es un niño de 8 años que cada mañana, antes de
marchar a la escuela, tiene que ir a buscar agua, para que su madre prepare la
comida y para que toda su familia pueda beber o lavarse. Ir por agua, cargar
cubos, baldes y garrafas sobre la cabeza es una tarea de todos los días, una
tarea pesada e imprescindible en casi toda África.
Hasta hace pocos meses, Ébere se
acercaba al río y llenaba su balde, con el consiguiente riesgo sanitario para
él y su familia. Pero a finales de julio, las cosas cambiaron un poco, o quizás
un mucho, si lo miramos con ojos africanos. Ébere sigue yendo cada mañana a por
agua, pero ahora no tiene que acercarse al río; cómodamente recoge este
preciado líquido de un grifo y, además, tanto él como su familia saben que el
agua es limpia, potable y abundante.
Acogiéndose a una subvención del
programa de cooperación y desarrollo ofrecida por la villa de Aguilar de
Campoo (Palencia), los misioneros guanelianos pudieron hacer frente a la prospección de un
pozo (bomba elevadora, conducción y
cañerías, dos depósitos, grifos) en el recinto de la misión. El pozo tiene una
profundidad de sesenta y cinco metros, los suficientes para asegurar el caudal
y la calidad del agua en la estación seca.
El pozo, además de asegurar el agua
potable a las gentes de los poblados, evitando así un montón de enfermedades y
molestias provocadas por la ingesta de agua no tratada, posibilita a la misión el cultivo
de diversas verduras y hortalizas en un huerto y, lo que es una auténtica
novedad en la zona, el mantenimiento de una pequeña explotación de cerdos.
Tanto la carne de los cerdos, como las verduras del huerto, mejorarán
considerablemente la dieta de los niños acogidos en esta misión africana.
Apenas el día ha amanecido, una procesión de niños
(también de muchas mujeres) se acerca desde los poblados vecinos hasta la
misión para coger agua en sus cubos, baldes y garrafas. El grifo de agua limpia corría sin parar, y su
sonido alegre y reidor fue la canción más hermosa que yo escuché en Nnebukwu-Nigeria.
Cada pequeño proyecto que se realiza
en la geografía de la miseria es como una gota en el mar. Esto lo sabemos bien.
Y sin embargo, como repetía Teresa de Calcuta, si esta gota faltase, el mar
notaría su ausencia.
Puentes: 25 Años de una corriente solidaria.
Nnebukwu-Nigeria, 2005.
Qué labor amigo. Muy orgulloso de ti.
ResponderEliminarESM